sábado, 29 de marzo de 2014

Viendo como diseñador

Del manuscrito al libro

Ya hemos hablado en este blog del trabajo que realizan el editor (Viendo como editor) y el corrector (Viendo como corrector de textos), ahora va el turno de ponernos en los zapatos del diseñador que trabaja en una editorial. 
     El proceso de edición de libro es aquel en el que, después de realizadas todas las correcciones y tener la seguridad de que así es como se imprimirá el libro, el manuscrito se convertirá en un libro. Por lo tanto, el diseñador es el encargado de otorgarle las características físicas al libro. 
     Dichas características son el tipo de papel del libro, de letra, el espacio entre líneas, el tamaño de la hoja, los números de páginas, los márgenes, la encuadernación, el orden de los renglones, dónde se colocan los títulos de los capítulos, la cubierta, el acomode de las ilustraciones y mapas, pensar en los costos (tomando en cuenta al lector, quien pagará por el libro, y a la editorial, quién tendrá que invertir en ello), la viabilidad de su proyecto, etc.
     La elección del tipo de impresión que tendrá el libro tendrá que llevarse a cabo teniendo en cuenta todos los elementos anteriores. 
     Dos elementos importantes respecto al trabajo del diseñador: el primero es que debe darle una presentación al libro que sea atractiva y de preferencia, que requiera un bajo costo; el segundo es que el diseño que se le dé al libro debe reflejar las ideas de la obra, hacer del texto algo atractivo a la vista y que corresponda el diseño con el enfoque del libro. 
Esta portada... ¿motiva el interés en la obra?
     Por ello, el diseñador también debe estar familiarizado con el contenido de manuscrito, para saber cómo hacer su trabajo. Pues como menciona Datus Smith en “Edición del escrito”, no sirve si la portada es una obra de arte si no provoca que le gente lo tome y se interese en él y si tampoco está reflejando las ideas que contiene el libro.
     Por ello, la realización de los forros es muy importante. Muchas veces de ello depende que un libro tenga éxito o no, por el interés que genere en la gente para hojear el libro o para ignorarlo.
     Por otro lado, otro trabajo que corresponde al diseñador, será investigar qué tipo de materiales están disponibles en la región para usar en el diseño de los forros y hacer su labor basándose en ello.
     Aunque también es cierto que muchas veces las decisiones del diseñador respecto a la selección del material y del diseño, tendrán que modificarse dependiendo de las exigencias de la empresa editorial. Y sin importar estas limitaciones, el diseñador debe continuar con su trabajo de brindar un trabajo práctico y atractivo.
     Por último, las características que un diseñador debe tener son: buen gusto artístico, cumplir con los plazos establecidos y tener conocimiento del proceso editorial para que sus elecciones sean las adecuadas en términos monetarios y en cuestiones estéticas.

Fuente:

Smith, Datus. “Edición del escrito”. Págs: 83-92

sábado, 22 de marzo de 2014

Viendo como corrector de textos

Cuando un universitario termina de escribir sus trabajos escolares, cuando algún egresado acaba su tesis, cuando se llena una solicitud de trabajo, en todos esos momentos en los que se finaliza un escrito, siempre es lo más adecuado y recomendable realizar una revisión del texto para ver si se cometió algún error y corregirlo. Un libro, no debe ser la excepción.
     Como ya se ahondó en entradas anteriores en este blog, el editor debe elegir qué manuscritos saldrán a la luz y cuáles serán desechados. A los que escoja para publicar se les debe preparar para la imprenta aplicándole las correcciones necesarias al texto, este trabajo de verificar un escrito es realizado por el corrector de textos. 

     ¿Qué es un corrector de textos? 

     Es el individuo que dentro de una empresa editorial se encarga de ordenar las ideas de un manuscrito para que sean claras y entendibles. Como en estos casos se trata de textos largos, la revisión que realice el corrector debe ser exhaustiva.
     El trabajo de un corrector en una editorial es muy importante. En primer lugar porque no es una labor fácil (requiere de mucha dedicación y atención) y en segundo porque esta actividad no es una que suelan realizar los autores de las obras. Explico: a cuántas personas nos ha pasado que terminamos de redactar un trabajo, lo revisamos, lo imprimimos, se lo mostramos a un compañero de clase minutos antes de entregarlo y él nos señala errores que nosotros como autores no habíamos observado. 
     Sucede lo mismo con los manuscritos, a veces los autores por estar cuidando las ideas que quieren transmitir, pasan por alto la ortografía o la coherencia de sus párrafos.

     ¿Qué hace un corrector de textos? 

     Podríamos pensar que revisar textos ajenos es una tarea fácil, sin embargo, ya que el autor muchas veces no revisa su obra, trabajar como corrector no siempre es tan sencillo como se podría imaginar. Si a ti te interesa trabajar de ello, pon mucha atención a las actividades que tendrías que revisar en un manuscrito si decides adentrarte al mundo de la corrección: 
  1. Legibilidad. La letra debe ser entendible, para que en los siguientes procesos de la publicación del libro, las personas entiendan lo que dice el manuscrito. El manuscrito no debe tener partes confusas por las correcciones que reciba, sino que estas deben ser reparadas y presentarse en limpio de nuevo. Que sea un texto escrito de forma clara. Si el texto no es así, entonces tendrás que regresarlo al editor pidiendo que se mejore la letra para que puedas comenzar con tu trabajo. 
  2. Unificación. En un sentido gramatical, el texto debe ser coherente consigo mismo. Es decir, si existen dos formas adecuadas para escribir una palabra, en el manuscrito no se usarán ambas formas, aunque sean las correctas, sino que se optará por una y se usará en toda la obra así. Tu trabajo será cerciorarte de que esta regla se siga a lo largo de todo el manuscrito. 
  3. Gramática. Ésta se vuelve un problema cuando hay que traducir el manuscrito de un lenguaje a otro. Además, la gramática depende muchas veces del estilo personal tanto del autor como del corrector, así que lo que debes hacer como corrector es realizar la revisión sin modificar las ideas ni el estilo del autor.
  4. Claridad y estilo. Muchas veces el autor se negará a que se modifique el estilo de su obra, pero si ello es muy necesario, entonces deberás ser diplomático y hacerle entender que dichos cambios son para mejorar la obra y hacerla más clara.
  5. Veracidad de la información. Como corrector no dispondrás del tiempo necesario para estar checando que todos los datos que el autor pone en su libro sean verdaderos o falsos, sin embargo, sí deberás poseer los conocimientos previos para darte cuenta de los errores que se pueden llegar a dar, sobre todo en fechas, nombres y datos duros. Es decir, deberás contar con un amplio bagaje cultural, para que no se te escapen estos detalles.
  6. Propiedad y legalidad. También deberás vigilar que el escrito no rompa con las leyes del país o con las políticas de la empresa, de la propiedad o los derechos de autor de otros autores. Esto con el fin de evitar demandas o de que se le acuse de difamación tanto a la editorial como al escritor. Este punto debe tratarse con cuidado porque las reglas cambian dependiendo de cada región.
  7. Detalles de producción. Al mismo tiempo que revisas todas las cosas anteriores, también deberás asegurarte de que el texto esté completo, es decir, que tenga índice, pies de página, bibliografía, glosario, etc.

     ¿Qué herramientas necesita un corrector?

Requiere de dos tipos de herramientas: 
Las personales: curiosidad, pasión por la lectura, sensibilidad hacia los idiomas, inteligencia, creatividad, preparación en todas las áreas. 
Las físicas: lápices de distintos colores, para distinguir las anotaciones que se le hagan al manuscrito. Libros de consulta (para ayudarse con la ortografía y con el contenido de la obra) y, por supuesto, un diccionario.


Fuente:

Smith, Datus. “Corrección del escrito”. Págs: 69-82